¡El veterano con una sonrisa en el rostro se sentó y con un tono muy amable contestó la pregunta!
"Fue muy buena tu pregunta, pero muy mala tu observación"
¿Quieres saber por qué salgo a rodar?
¡Escucha!... Pon atención!
"Ruedo porque vivo agradecido de andar rodando a mi edad.
Ruedo porque mi familia apoya mi decisión y cuando salgo a rodar me traigo su bendición.
Ruedo porque a esta edad lo hago con más cariño, será porque a cada adulto le queda algo de niño.
Ruedo porque aquí aprendí a ser humilde cuando vivo la inexplicable experiencia de sentir el aire de libertad en mi rostro, y valiente ante la ruta que me queda por recorrer, la que por extensa que sea, siempre me sabe a gloria.
Rodando aprendí a compartir, a seguir y a ser seguido cuando así deba de ser; a ser solidario y cuidar de mis amigos y estar dispuesto a recibir ayuda cuando la necesito, y estoy confiado que siempre me la ofrecerán; aunque muchos piensen que es muy fácil recibir pero muy difícil dar.
Por eso ruedo mi hermano, y si quieres otra razón, ruedo porque tengo agallas y bien puesto el corazón, y cuando llegue el momento de emprender la retirada, lo haré con la frente en alto y firmeza en la mirada, y en mi última rodada no me importara el destino, cuando caiga del camino el último kilómetro me sentiré triunfador.
Y entonces podré decir: "Por lo dulce y lo amargo, por la alegría y el dolor, por los amigos ganados".
El joven expreso un suspiro y se dirigió al veterano para decirle:
"Gracias mil, gracias señor. Ahora entiendo por qué rueda mi padre"
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