La riñonera en el ciclismo, por su bajo precio y su versatilidad, se fue convirtiendo en un espacio amplio donde reservar muchas cosas, pero con la llegada de las mochilas con bolsas de hidratación incorporada, así como del desarrollo del bikepacking, pasaron al ostracismo. Pero del olvido también se vuelve, y ahora vienen pegando fuerte.
Por supuesto, no solo obedece a una moda, sino a dos factores fundamentales: el desarrollo de mountain bikes con muy poco espacio, sobre todo e-bikes en las que incluso el espacio del bidón se reserva para batería; y al profundo desarrollo y la mejora en su ergonomía, diseño, comodidad y originalidad.
La principal ventaja de una riñonera para mountain bike es sin duda despejar la espalda de cualquier obstáculo para la transpiración. Cualquier mochila, por pequeña que sea y bien construida que esté, acaba provocando que la espalda se empape en sudor. La riñonera te libera una de las partes que mayor sudoración va a producir.
Por supuesto, las ventajas son más, siempre y cuando tengas en cuenta ciertos puntos a considerar en cualquier buena riñonera de MTB: un buen ajuste, un tamaño adecuado, una buena distribución en su diseño y un precio coherente.
La cuestión del ajuste depende de tus gustos y de tu anatomía; la del tamaño, de tus necesidades de transporte; la distribución de tu necesidad de compartimentar; y, por último, la del precio, de la cantidad que desees gastarte. A partir de ahí, tú has de valorar pero no olvides algo: vas a comprarte quizá una sola riñonera para mountain bike en tu vida, así que el precio no debería ser lo primero (sobre todo porque tampoco se trata de un complemento excesivamente caro). Considera llevar lo justo y necesario, colocártela y ajustártela correctamente. Si así lo haces, todo irá como la seda.
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