Este fue un caso verídico y digno de mi amigo Jorge Moreno. Resulta que hace muchos años cuando estudiaba en la Prepa Uno, un grupo de amigos y yo, cuatro o cinco para ser más exactos, prácticamente teníamos las tardes libres pues habíamos tronado el semestre y solo íbamos un rato a la escuela para tomar asesorías, rifar los kibis, jugar las tortas y pastelitos con el "wero", darle a las "maquinitas" en "Bad Boys" o ya de plano ir a tomar unas caguamas con "El Diablo".
El tiempo libre a veces lo usábamos para ir al cine, todavía nos tocó ir a cazar murciélagos en el cine Aladino o patear zorros en el Esmeralda. Incluso llegamos a ir al Cine Maya de la Alemán poco antes que lo cerraran.
En una ocasión uno de los cuates del grupo, que le decíamos "El Huach" por las razones que todos ya conocemos, llevó el Renault de su papá y alguien tuvo la puntada de mencionar dicha hacienda, poniendo énfasis en que estaba embrujada.
No omito comentarles que ya con anterioridad había tratado de ir en bicicleta pero no encontramos dicha hacienda, por lo que me pareció muy interesante la propuesta.
No omito comentarles que ya con anterioridad había tratado de ir en bicicleta pero no encontramos dicha hacienda, por lo que me pareció muy interesante la propuesta.
Como es natural todos elegimos ese lugar como destino pues todo lo demás ya nos tenía hasta la madre, aburridos de lo mismo. Lógicamente compramos chelas y cigarros para el viajecito.
Tomamos la carretera y después de un rato llegamos al lugar que verdaderamente se veía tétrico, eran aproximadamente las 5 de la tarde y en época de sequía por lo que la maleza estaba seca y quemada.
Nos estacionamos a un lado de la carretera e ingresamos al terreno todos juntos, para esa hora ya las chelas habían hecho efecto así que cada quien buscó un lugar para desaguar la vejiga.
En ese tiempo el edificio de la hacienda estaba mejor conservado y los techos aún no se venían abajo, al centro de la habitación principal se podía ver un pentagrama dibujado en el suelo con carbón y restos de fogatas. En sus buenos tiempos se ve que era un edificio hermoso.
Un amigo nos contó la leyenda de esta hacienda, al parecer el dueño violó a la esposa de uno de los peones, este asesinó al tipo y luego se suicidó, los padres del afectado practicaban la brujería y lanzaron un hechizo sobre la hacienda, la cual se fue a la quiebra y fue abandonada en poco tiempo.
Allí estábamos en la inspección del lugar cuando uno de nuestros cuates salió disparado corriendo y nosotros al verlo hicimos lo mismo con dirección al auto.
Una vez todos dentro del auto vimos la cara de espanto de nuestro compa pidiendo que se arrancara el auto y nos vayamos en chinga por que había visto algo que lo asustó!
Para esos momentos todos estábamos con los huevos en la garganta y sin saber que pedo. Para colmo el auto no arrancaba y la histeria ya era general, entre gritos le preguntamos a nuestro amigo la razón de su pánico y decía que vió a un anciano maya con un machete y que lo quería matar.
Fueron unos minutos aterradores, después de varios intentos el auto arrancó y pudimos irnos a toda prisa del lugar que ya estaba algo oscuro por la hora.
Habíamos avanzado como unos 15 o 20 metros y el auto se apagó de la nada, nosotros estábamos que nos cagábamos del miedo y sin ver a nadie.
Allí fue cuando estos cabrones no se pudieron aguantar más la risa y entre carcajadas confesaron que fue un plan por parte del wey que se fue atrás de la hacienda y el m@rica que conducía el auto.
Los demás no sabíamos si reír o caerle a madrazos a estos HDP por el inche susto que nos metieron pues en el trayecto de ida nos fueron terapeando con historias y ya íbamos influenciados.
Lógicamente todo quedó en una anécdota estudiantil y todos tan cuates como siempre. Al terminar la prepa jamás volví a ver a estos amigos y nunca más volví a ese lugar... Por si las moscas y se me aparece el viejito loco del machete!
Eduardo Paredes | Agosto 2020
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