viernes, 23 de febrero de 2018

De los apodos y por que me llaman "Lalo"


Qué onda mis estimados... Aquí de nuevo y cavilando sobre la importancia de los apodos, el apodo es un nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos o atributos corporales o de alguna otra circunstancia que te marca de por vida.

Muchas veces la gente te recuerda por tu apodo y no por tu nombre real y es un problema para saludar cuando pasa mucho tiempo y te encuentras a los amigos otra vez, estás de acuerdo que a un respetable licenciado ya no lo puedes saludar por "El chorepas"

Hay apodos muy crueles, por ejemplo tenía un cuate que le decían "El carepi" ya se imaginan porque también me acuerdo de otro muy ocurrente a un cuate que tenía mal de pinto (vitiligo) y la mitad de la cara la tenía de un tono de piel y el otro más oscuro y le decían "El Duvalin". Hay unos muy clásicos como "El Gordo", "El Flaco", "El Chaparro", y otros según el lugar de donde provengas como "El Huach", "El Tabas", "El Campe", Etc.

Los más normales son los apócopes de los nombres como: Nando (Fernando), Nico (Nicolás), Rafa (Rafael), Etc. o los hipocorísticos que son aquellos apelativos cariñosos, familiares o eufemísticos usados para suplantar a un nombre real como Pepe (José), Lalo (Eduardo o Gerardo), Paco o Pancho (Francisco), Conchi (Concepción), Charo (Rosario), Chelo (Consuelo), Lola (Dolores), Maite (María Teresa), Huacho (Joaquín), Etc.

Bueno, esto viene al caso porque yo tuve varios apodos dependiendo de la escuela. En la escuela es donde normalmente te ponen los apodos más culeros y mal intencionados. A mí en la escuela primaria ("Héroes de la Revolución" | Dolores Otero) me llamaban por mi nombre (Eduardo) hasta que uno de los niños más malditos (Por algo le apodaban "El Diablo") me empezó a decir "Conejo" por los dientes muy grandes que tenía. En mi infancia tuve muchos problemas con los dientes, me salían montados o chuecos, los de hueso me salieron hasta dos veces, las muelas del juicio fueron mi martirio a muy temprana edad, me trataron por un odontólogo hasta donde el dinero dio y el tiempo hizo lo demás. 

El asunto era que no me gustaba que me dijeran "Conejo" y antes de que se popularice decidí hacer algo, le pensé mucho e hice lo único que se podía hacer, me amarré muy bien los huevitos y con el riesgo de que me rompan la madre, fui con "El Diablo" a la hora del recreo y le dije en buen pedo que no me siguiera llamando así, y en vez de ponerme la putiza de mi vida, increíblemente éste accedió sin mayor problema... Allí murió mi apodo de "El conejo", con el tiempo seguí creciendo y creo que mi cara también hasta que todo tuvo el tamaño adecuado y dejar de ser algo llamativo (Hablo de los dientes, puercotes!). Aunque también me llegaron a apodar "Caballo" pero esto fue a mis espaldas y asi se referían a mí unos compas del mercado donde compraba frutas y legumbres para la carnicería de mi madre.

En la secu (todos me llamaban también por mi nombre y hasta que entró otro alumno que se llamaba igual, me empezaron a nombrar por mi apellido (Paredes). La secundaria la estudie en una particular llamada "Demetrio Rivero Triay" que posteriormente se trasladó al Fracc "Serapio Rendón" tomando este nombre. Con respecto a Demetrio Rivero Triay, a pesar de que hay varias escuelas con ese mismo nombre, no encontré información en Internet sobre este "ilustre personaje" ('???).

En la gloriosa Prepa 1 tuve apodo, me decían "El abuelo" y este apodo fuera de molestarme, me gustaba hasta cierto punto pues me volví muy popular, este surgió porque tenía yo dos muy buenos amigos y siempre andábamos juntos a todos lados (Gonzalo "El huach" y Bertoldo "Beto") el chiste fue que en una ocasión estábamos con los meros meros buenos madreadores de la prepa (Éramos sus protegidos y nosotros sus secretarios) gracias a eso nadie nos tocaba un pelo porque realmente estábamos muy tiernos y chaparritos... El caso es que estaban poniendo en la rockola la famosa canción de Luis Miguel "Los muchachos de hoy" (en italiano: I ragazzi di oggi) y nos nombraron: Ragazzi hijo, ragazzi padre y ragazzi abuelo... De allí salió el famoso mote de "El abuelo" que ahora muy pocos me llaman así, después troné en segundo año y me fui a refugiar en otra prepa para terminarla.

Fui a dar hasta la colonia Chuburná para terminar mi prepa en la "Salvador Alvarado" cerca de la FECA... Allí no tardaron en ponerme otro apodo: "El Zorro" en alusión a un tlacuache porque en esa época estilaba yo el corte de pelo casi militar y al estar tan corto y huero, con el sol parecía o daba la impresión del pelaje de esos sensibles animales, único marsupial mexicano y creo que americano. Muy lejos de ofenderme o de tomarlo como "Bullying" (Esa madre no existía de antes) lo acepté de buen modo.

El caso fue el mismo que el anterior y me dio más popularidad que incomodidad, al poco tiempo ese "Zorro" se convirtió en "Fox" con decirles que hasta inventé una firma e incluso los maestros me llamaban por ese apodo el cual desapareció al terminar mis estudios en aquella prepa donde más de tres chicas rompieron mi corazón. En los otros colegios y academias posteriores no tuve apodos. Como que la cosa era más seria.

Curiosamente a mí me empezaron a decir "Lalo" en el ambiente del ciclismo desde mi juventud y no dentro de la familia donde generalmente salen este tipo de apodos, y siempre he dicho que es la peor manera de darle en la madre a un bonito nombre, por ejemplo como Antonio y que te terminen diciendo el resto de tu vida Toño o Tony, para eso le hubieran puesto ese nombre en el Registro Civil y punto.

En una ocasión que me enrolé en un grupo de BMX hace muchos años para aprender trucos de Freestyle en la extinta pista de patinaje del Parque Zoológico "El Centenario" nos presentamos y un tal "Borjas" me empezó a decir "Lalo" y lo demás es historia, ya todos me conocen por ese apodo... En la actualidad la única que me llama por el nombre con que me bautizaron es mi señora madre.

Bueno pues... Se lo lavan y perfuman!

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