Saludos mi estimados... Agradezco a todos los que se atreven a leer mis pendejadas y me disculpo por no escribirlas tan seguido. En esta ocasión les voy a contar como es que el ciclismo no sólo me ha dado excelente amigos, grandes experiencias y muchas satisfacciones, bienestar y salud, si no que incluso me ha salvado de unas buenas partidas de madre!
En mi época que practicaba ciclismo BMX, que les diré? de los 14 a los 24 más o menos, viví muchas aventuras a lado de mis cuates y no todo era bicicleta después de la escuela, hacíamos lo normal que todo chavo hace como ir a las plazas a curiosear y ver chicas, al cine y ver chicas, a los bailes y ver chicas, a los antros y ver chicas, a cenar y ver chicas, a la iglesia y ver chicas, Etc.
A veces los sábados por la tarde íbamos con nuestras mejores galas al cine, luego dábamos un rol por la plaza grande y terminábamos cenando una pizza y chelas en los altos de donde está la sorbetería Colón, muy chido lugar, desde los balcones tenías una vista muy buena de las chicas que pasaban por la plaza, lástima que lo cerraron.
Bueno en una de tantas salidas de fin de semama, si no mal recuerdo fuimos a dar un rol en la noche (Sin bicis) al parque de San Sebastían, había baile de Flash Gordón, nosotros no entrabamos ni bailabamos, (Nomás era para ver chicas!) y está por demás decir que esa vez las chicas pululaban por doquier, así como los gamberros, la verdad que nunca faltábamos al respeto a nadie ni buscábamos broncas y apenas veíamos problemas poníamos pies en polvorosa.
Normalmente regresábamos a pie, porque a esas altas horas de la noche ya no había camiones y además disfrutábamos conversando en el camino, contando chistes y otras cosas, era muy divertido. A veces hacíamos pequeñas diabluras como tocar timbres o tirarle de piedras a los perros. Las calles estaban desiertas y nadie nos decía nada!
La compañía variaba, a veces iban mis amigos Gabriel, Julio, Sergio, Adrián, Daniel, Etc. pero el que nunca fallaba era Chucho (Era mi Ich), en esa ocasión nos despedimos de los demás y Chucho, Sergio y yo nos fuimos caminando a casa, esa área del centro era segura pero ese día decidimos agarrar una calle diferente hacia el sur, recuerdo bien que era la 54 y pasábamos por la esquina del Águila Negra cuando de una casa salieron como 9 muchachos, eran de nuestra misma edad más o menos pero nos rebasaban en número y con una cara de malandros, nos dimos cuenta que iban detrás de nosotros. Para ese momento ya habíamos hecho un calculo matemático de que nos tocaban de a tres por cabeza y la cosa iba a estar dura!
Nos gritaron y nos detuvimos, total no había nada que temer ni habíamos hecho nada malo. Nos rodearon y preguntaron -Ustedes patearon la puerta de mi casa? A lo que nosotros le contestamos que no, en repetidas ocasiones dijimos que no, nosotros no fuimos, incluso no vimos a nadie en la calle aparte de nosotros. Y ellos insistían en que si, si y que si y que nos iban a rajar la madre por eso.
Yo me di cuenta que era inútil dar razones, estaban emputados y lo que querían era pegarnos una buena madrina en moloch y lo de la puerta era un simple pretexto, yo le dije a mis amigos queditamente: -Peguen sus espaldas unos con otros, preparen puños y vamos a aguantar madrazos hasta donde podamos y arrancamos a correr juntos hacia el sur, que no se apendeje nadie porque le iba a ir peor!
El más grandulón de los malandros ya iba a abalanzarse sobre nosotros y detrás iban sus amigos, cuando de pronto por detrás de ellos sale un niño, un gordito como de 12 años, y les dice: -Aguanten, aguanten, no les hagan nada... Es Lalo, lo conozco, es mi amigo! Y se pararon en seco, luego se empezaron a reír los maricones, después de eso insistimos en que nosotros no pateamos su mentada puerta, nos saludamos de mano y nos dejaron ir... Fiuuuuu..!!!
Tiempo después fui a casa de unos amigos del rumbo, y volví a ver a ese gordito que nos había salvado el pellejo, pero ahora más desarrolladito, lo salude pues su cara nunca se me olvidó, y le pregunté que de donde nos conocía porque yo no lo recordaba.
Resulta que en los tiempos de BMX nosotros hacíamos trucos en los parques y ya teníamos cierta fama con las bicicletas, la verdad éramos una reata para eso de las maromas, en ocasiones hacíamos exhibiciones en las escuelas primarias y en una de ellas nos conoció. Pero, estás de acuerdo que, mucha gente te conoce por lo que haces y tu ni en cuenta?
Pues si queridos amigos, así fue como el ciclismo me ha salvado de buenas madrizas y poder conservar este bello rostro intacto para ustedes, y como ésta hay muchas más historias y aventuras en bicicleta, unas terminaron bien pero otras no tanto, ya les iré contando conforme me vaya acordando (Y me de tiempo de escribir!).
De todo este choro les tengo tres moralejas:
1.- Para que chingados cambias de camino si por el que vas siempre es seguro!
2.- Siempre sé amable con los gorditos, te pueden salvar de una putiza!
3.- Si pateas una puerta, no seas pendejo y arranca a correr!
Aquí les dejo un deleite a la vista... Se lo lavan, yo me voy a CACAO!
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